De repente,
te miras al espejo
y te das cuenta
que las nieves del tiempo
cayeron sobre ti.
Bajas lentamente el rostro,
abres el grifo
y juntas las manos.
El agua en tu cara
te recuerda que la vida
está pariendo un nuevo día.
Piensas en la noche anterior,
en los amores perdidos
y en las amantes ganadas.
Piensas en las infinitas
promesas incumplidas
y en los sueños por soñar.
Piensas en esa extraña
sensación, que el hecho
de madrugar te produce.
Tras unos minutos
se escucha un portazo.
Sísifo comienza
su rutinaria labor.
©Miguel Ángel Rincón Peña
(2011-Inédito)
viernes, 16 de septiembre de 2011
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q bueno, la realidad hecha poesia
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