Si fueses niño de nuevo,
que no te contaran nunca
lo de esa noche de enero.
Y que el niño resabiado
que, desde dentro de ti,
desconfiaba del milagro
aplicase sus desvelos,
años después, al enigma
de una noche sin misterios.
Porque nada más extraño
que el que no existan misterios
ni una sola vez al año.
© José Manuel Benítez Ariza
martes, 19 de marzo de 2013
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