lunes, 23 de noviembre de 2015

Escalera de incendios

Un viento húmedo, de antesdeayer,
lame las piernas estériles
de la chica del hospital.

Fuma, mientras su gotero sangra;
al diluirse el sol,
como una pastilla efervescente.

© Sandra Rubio

Como niños

para Patricia Olascoaga

Los trabajadores de hoy
creen que los derechos
los trajeron los Reyes Magos.

Fueron tus abuelos,
fueron tus abuelos, les digo.

Entonces bajan la cabeza, incómodos,
se palpan la cartera en el bolsillo,
y se van junto al árbol de navidad
esperando no encontrar entre los regalos:

confianza en los mercados,
racionalización de costes,
flexibilidad laboral,

despido improcedente.

© Antonio Orihuela

Aún hay sol en las bardas

Tras un cruel verano de agujas y de fiebre,
preso en la estrecha cárcel del dolor,
huyendo de la muerte entre sábanas blancas,
y ángeles blancos, y anestesias blancas,
qué bello es regresar
cuando inicia septiembre su colección de oros,
y emocionarse con las cosas que juntas son la vida:
el grávido planeta de un tomate que huele
a huerta fresca y tiempo;
el fulgor de este sol que aún nos hiere
o la cebolla que alguien
está friendo ahora en la cocina
y cruje perfumando de honradez nuestra casa.
Y bello, sobre todo, emocionarse con tus manos,
únicos pájaros
que he podido mirar este verano
y que ahora me enjugan
estas felices lágrimas del rostro.

 © Pedro Sevilla

martes, 8 de septiembre de 2015

La hora del recreo

Como la escuela es:
autoritarismo, esquizofrenia,
segregación clasista, adiestramiento,
memorización absurda de estupideces,
productividad cuantitativa,
competitividad, mentira
y fomento de la indignidad personal
con tal de acceder al éxito
en una sociedad podrida,
la escuela
no puede ser la conciencia moral de la comunidad
sino el reflejo de su estado más pavoroso,
el mercado
donde se deforma a los seres humanos
para que se conviertan en mercancías.

Una escuela así no puede cambiar el mundo
pero puede destruir a las personas.
Frente a ella, su aburrimiento e inutilidad,
nos queda aún la maravillosa hora del recreo
para pensar por ti mismo,
ponerte en lugar del otro
y llevar tu verdad
hasta donde tu verdad te dice que estás equivocado.

¡Ánimo!,
están a punto de tocar el timbre.

© Antonio Orihuela

En este lado del mundo

En este lado del mundo
de lujo y prosperidad
se nos olvida ese mundo
de hambruna y fatalidad.

En este lado del mundo
de opulencia y vanidad
vivimos cada segundo
exentos de humanidad.

Nos hemos acostumbrado
al tiempo del buen vivir,
quizás se nos ha olvidado
aquel tiempo de pedir.

Nos hemos acostumbrado
a ver la gente morir
mirando para otro lado
para no verlas sufrir.

Y lo más triste y sangrante:
también se nos ha olvidado
que fuimos pueblo emigrante,
que fuimos pueblo enmallado.

Y lo más triste y sangrante
de olvidar nuestro pasado...
La indiferencia constante
de tanto inmigrante ahogado.

Nosotros, los de este tiempo,
que tanto se nos ha dado
se nos antoja de cuento
lo que este tiempo ha costado.

Nosotros, los de este tiempo,
tan libres y afortunados,
nos volvemos violentos,
ingratos y desalmados.

En este lado del mundo
que me ha tocado vivir,
avaricioso e inmundo
insolidario y ruin.

En este lado del mundo
que me ha tocado vivir.
¡De espaldas al otro mundo
que le ha tocado morir!

© Francisco Pozo Poley