sábado, 6 de febrero de 2010

Suspiros...

¡Ay! Qué será de mi pena, mi aliada,
que se agarra al alma como clavo ardiendo.
¡Ay! Mal humorada espiga del trigal de ensueño,
que olvidó su grano como polvo al viento.

Y que de tus manos nazcan mis manos,
y que de tus labios mis deseos,
y que no se olviden las noches de verano,
en las que en vez de soñar vivíamos el sueño.

¡Ay! Ya se marchan mis recuerdos,
marchitados, abatidos.
El olvido se abre paso, con sus dedos,
y despacio va instalando su nido.

Y que tus ojos deshagan mi cuerpo,
y se entrelacen nuestras miradas.
Y que tu pelo baile con el viento,
y que el sol ilumine tu cara.

© Manuel Fernández Guerra.

1 comentario: