Por allí,
nunca más por allí
donde las losas no admiten
sino el roce del aire
que jamás las piernas surcaron.
El mismo viento en distinto
sitio, reacio a permitir al alma
dispuesta a encauzarse.
Que nadie atesore su espacio
trazado
que no olvide, desde su paralelismo,
-me dicen observando-
que la mente se fija siempre
en los mismos objetivos
y que cuesta no permitir algunos
para poder hacer bien la cena
todos los dias.
© Cristóbal Barrero Gómez
viernes, 5 de febrero de 2010
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